Los territorios reserva de la biosfera nacieron en 1976 como propuesta de la UNESCO con el objetivo de conseguir una integración armoniosa entre la gente y la naturaleza, potenciando el desarrollo sostenible, la mejora del conocimiento, la mejora de la vida de los habitantes de estos territorios y el la puesta en valor de los valores culturales y sociales de sus pueblos.
En el mundo hay más de 700 reservas de la Biosfera de las cuales 52 se encuentran en nuestro país. Los objetivos marcados por la UNESCO para las reservas son:
La Reserva de la Biosfera de Monfragüe fue reconocida en 2003 por ser un territorio representativo de la vegetación mediterránea en el que se ha mantenido una armonía entre los valores naturales y la progresiva y equilibrada intervención humana.
Con el Parque Nacional de Monfragüe como núcleo principal y a su alrededor se establece una zona donde se desarrollan actividades educativas, de investigación o turísticas. La zona más amplia de la Reserva, que rodea este núcleo, alberga la mayoría de los pueblos y cuenta con grandes extensiones de dehesa y monte bajo dedicadas desde hace siglos a explotaciones en extensivo, fundamentalmente ganaderas, forestales y cinegéticas.
La Reserva de la Biosfera de Monfragüe es especialmente conocida por su gran biodiversidad. A lo largo de sus más de 116.000 hectáreas podemos encontrar variedad de paisajes, desde extensas zonas de matorrales hasta estrechos bosques de alisos y fresnos ligados a los ríos y arroyos. En este rico entorno podemos observar algunas de las mayores colonias de buitre negro, águila imperial, cigüeña negra, búho real o buitre leonado de Europa e, incluso, del mundo.
Con una densidad de población muy baja, la Reserva de la Biosfera trabaja para cohesionar la zona y crear un desarrollo sostenible que mantenga la población y proporcione oportunidades de crecimiento ligadas al cuidado y la conservación del entorno.
El Tajo Internacional es un territorio de especial relevancia situado en la región occidental de la península ibérica, compartida entre España y Portugal, que tiene como eje principal el curso del río Tajo. Se trata de un área de baja altitud, pero de relieve escarpado como consecuencia del encajamiento del Tajo y sus principales afluentes (Sever, Pónsul, Aravil, Salor y Erjas) en el borde de la penillanura.
Esta área natural constituye un sector muy representativo del ecosistema mediterráneo donde se ha venido realizando una explotación racional y sostenida de los recursos naturales, lo que ha permitido el mantenimiento de una elevada biodiversidad (aquí encuentran refugio alrededor de 300 especies de nuestra fauna mediterránea más representativa y más de 900 especies vegetales) y unos activos culturales particularmente valiosos y singulares de marcado carácter fronterizo.
Todos estos valores se encuentran reconocidos en ambos países bajo diferentes figuras de protección:
El excelente grado de conservación de los valores naturales y culturales, unido a una estrecha historia de cooperación entre España y Portugal, hacen de este enclave uno de los retos más ambiciosos de la conservación en la península ibérica y un excelente lugar para experimentar estrategias de desarrollo sostenible cuyo objetivo sea armonizar la conservación de la diversidad biológica y cultural con el desarrollo económico y social a través de la relación de las personas con la naturaleza.
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